Llegar a los que están “bajo cero” en la fe y formar apóstoles a los católicos convencidos es la inquietud de María Elena Miranda en su labor evangelizadora
María Elena Miranda ha dedicado casi toda su vida a formar a otros en la fe. Desde que era una niña del ECYD en España tenía un fuerte deseo de que mucha gente conociera el amor tan grande de Dios por cada uno. Esta pasión la llevó a consagrarse en Regnum el Christi en 1978, a estudiar Ciencias Religiosas con la Universidad de Comillas y a trabajar por más de 30 años como profesora de religión, catequista y formadora en países como Italia, México, España, Chile, Venezuela, Colombia y Ecuador.
«El anuncio de la fe nos toca a todos porque quien ha descubierto este gran tesoro no se lo puede guardar; la fe es muy personal pero no privada. Siempre me ha apasionado llevar a las personas a encontrar ese tesoro». Comenta María Elena, quien actualmente se desempeña como formadora y directora espiritual de la sección de jóvenes del Regnum Christi en Bogotá, colabora con la pastoral del Colegio Highlands de Quito y acompaña los grupos de señoras y jóvenes de esa ciudad.
«Creo que gracias al Regnum Christi muchas personas y familias han encontrado a Dios a través de colegios, universidades, apostolados, retiros de diversas modalidades, etc.; pero siempre me pregunto, sobre todo, cómo llegar a los alejados, a los que están “bajo cero” en la fe y cómo formar apóstoles a los que ya son católicos convencidos».
En su afán de evangelizar más a fondo, María Elena promueve el método Alpha, que es una excelente forma de explorar la fe cristiana, hacer preguntas y compartir puntos de vista. Además, colabora respondiendo consultas de fe y catequesis en el sitio web Catholic net. Esta labor, como ella misma comenta, le da un espacio de apostolado maravilloso, porque se hace «muy a la sombra de Dios». El no estar con las personas cara a cara, les permite a éstas plantear cuestionamientos de su propia fe y de sus vidas con gran libertad, sin verse juzgadas; y a ella la posibilidad de responder desde la objetividad con claridad, sin tapujos.
Me apasiona ver cómo se desenredan muchos nudos en la relación con Dios simplemente con una pequeña palabra o aclaración».