En el mes de junio celebramos la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, fiesta de especial importancia en el Regnum Christi. Para ayudarte a vivir este momento como una oportunidad para encontrarte con Cristo y, a través de su Corazón, con los demás, te ofrecemos una serie de recursos:
Carta del Colegio Directivo General del Regnum Christi para la Solemnidad del Sagrado Corazón
Novena de preparación y kit con imágenes para redes sociales (del 15 al 23 de junio)
Acto de consagración al Sagrado Corazón
Ensayo “El Encuentro con Cristo en la vida del Regnum Christi. Identidad, fundamento y dinámica”
Guía imprimible del encuentro con Cristo
DIOS, AMIGO DEL HOMBRE
V/ ¡Ven Señor Jesús!
R/ ¡Haz mi Corazón como el Tuyo!
V/ O Sagrado Corazón de Jesús
R/ En Ti confío
Dios hecho hombre en Jesucristo se revela como Emmanuel, es decir, Dios-con-nosotros (Mt 1,23). En este nombre está contenido el secreto de Dios y su identidad más profunda. Desde el momento de tomar mi carne, Dios me mostró la seriedad de su promesa, estar conmigo todos los días hasta el final (Mt 28, 20).
En el Sagrado Corazón de Jesús, carne de mi carne, se unifican lo humano y lo divino. Este Corazón ardiente es en sí mismo pacto de amistad conmigo en el amor. A través de Él puedo ver el Corazón de Dios en toda su inmensa ternura, bondad y misericordia por mí. En Jesucristo, «Dios ha querido entrar en los límites de la historia y de la condición humana, ha tomado un cuerpo y un corazón para que podamos contemplar y encontrar el Infinito en el finito, el misterio invisible e inefable en el Corazón humano de Jesús». (Benedicto XVI, Angelus, 1 junio de 2008).
V/ Oremos:
Jesucristo, dame la gracia de experimentar toda la fuerza del amor de Tu Corazón. Ayúdame a estar siempre dispuesto a dejarme encontrar por Ti. Que sepa vivir dentro de tu Sagrado Corazón para que, permaneciendo unido a Ti viva la vida como encuentro profundo contigo y con los demás en Tu Amor.
R/ Amén
V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
V/ Sagrado Corazón de Jesús
R/ ¡Venga tu Reino!
EL HOMBRE, AMIGO DE DIOS
V/ ¡Ven Señor Jesús!
R/ ¡Haz mi Corazón como el Tuyo!
V/ O Sagrado Corazón de Jesús
R/ En Ti confío
El encuentro con Cristo supone un doble movimiento: el de Dios, que no se cansa de buscarme, y el de mi corazón dispuesto a escucharle y a acoger su palabra. La gran tarea de mi vida es aprender a escuchar a Dios y tomar la decisión de dejarme encontrar por Él. Así manifiesto que soy su amigo.
Aunque cierro a veces mis oídos, aunque no lo acojo (cf. Jn 1,11), Dios -que no puede negarse a sí mismo- será siempre un buscador de mi corazón. Como el padre del hijo pródigo que espera con impaciencia el regreso de su hijo amado, como el buen pastor que ansía encontrar a su oveja perdida, o como la mujer que busca su moneda (cf. Lc 15). El corazón de Dios está inquieto mientras no descanse morando en mí (cf. Jn 14,23). Es su amor el fundamento de mi amor, de mi amistad con Él.
V/ Oremos:
Jesucristo, dame la gracia de experimentar toda la fuerza del amor de Tu Corazón. Ayúdame a estar siempre dispuesto a dejarme encontrar por Ti. Que sepa vivir dentro de tu Sagrado Corazón para que, permaneciendo unido a Ti viva la vida como encuentro profundo contigo y con los demás en Tu Amor.
R/ Amén
V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
V/ Sagrado Corazón de Jesús
R/ ¡Venga tu Reino!
EL ENCUENTRO CON CRISTO
V/ ¡Ven Señor Jesús!
R/ ¡Haz mi Corazón como el Tuyo!
V/ O Sagrado Corazón de Jesús
R/ En Ti confío
Mi vida está llamada a ser sobre todo un encuentro con Jesucristo. Un encuentro que significa experiencia de su amor personal, real, apasionado y fiel por mí y por los demás. Por la acción del Espíritu Santo me descubro hijo en el Hijo y Cristo se convierte para mí en centro, criterio y modelo de mi vida. De todos los lugares posibles para mi encuentro con el Corazón de Cristo, hay algunos privilegiados como son el Evangelio, la Eucaristía, la cruz y el prójimo.
Este encuentro con el amor de Dios en el Corazón de Cristo, no solo me permite la experiencia de lo que es realmente el amor, sino que al mismo tiempo experimento mi gran necesidad de Él. Es un encuentro que lleva a la conversión de corazón y pensamiento para que sea cada vez más Cristo y su amor quien viva en mí. De este modo, el encuentro con Cristo me permite descubrir cada vez más quién soy y quién estoy llamado a ser.
V/ Oremos:
Jesucristo, dame la gracia de experimentar toda la fuerza del amor de Tu Corazón. Ayúdame a estar siempre dispuesto a dejarme encontrar por Ti. Que sepa vivir dentro de tu Sagrado Corazón para que, permaneciendo unido a Ti viva la vida como encuentro profundo contigo y con los demás en Tu Amor.
R/ Amén
V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
V/ Sagrado Corazón de Jesús
R/ ¡Venga tu Reino!
LA DIMENSIÓN COMUNITARIA DEL ENCUENTRO CON CRISTO
V/ ¡Ven Señor Jesús!
R/ ¡Haz mi Corazón como el Tuyo!
V/ O Sagrado Corazón de Jesús
R/ En Ti confío
En Cristo muerto y resucitado y, en la efusión de su Espíritu Santo dado a mí sin medida (cf. Jn 3,34), me encuentro como partícipe de la intimidad divina entre el Padre, el Hijo y este mismo Espíritu. Dios que es comunión perfecta de amor me invita a descubrirle en comunidad al partir el pan de la Palabra y de la Eucaristía (Lc 24, 13-35). Porque donde «dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18, 15-20).
La fe vivida me libera del aislamiento del yo, porque me lleva a la comunión. Este encuentro con Dios -uno y trino es un acto de convocación, de unificación y a la vez de responsabilidad hacia los demás. En la experiencia de aquel Dios que se ha hecho pobre por mí para unirse conmigo aún en mi pobreza (2 Co 8, 9), descubro la llamada a caminar junto a otros en sus diversas necesidades. Este encuentro personal con Dios libera mi corazón encerrado en sí mismo, dándole dirección y sentido en una comunidad de fe, gracias a la cual se ha producido el encuentro con Dios hecho hombre por mí.
V/ Oremos:
Jesucristo, dame la gracia de experimentar toda la fuerza del amor de Tu Corazón. Ayúdame a estar siempre dispuesto a dejarme encontrar por Ti. Que sepa vivir dentro de tu Sagrado Corazón para que, permaneciendo unido a Ti viva la vida como encuentro profundo contigo y con los demás en Tu Amor.
R/ Amén
V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
V/ Sagrado Corazón de Jesús
R/ ¡Venga tu Reino!
MISIONEROS DE LA PALABRA, APÓSTOLES DEL REINO
V/ ¡Ven Señor Jesús!
R/ ¡Haz mi Corazón como el Tuyo!
V/ O Sagrado Corazón de Jesús
R/ En Ti confío
«¿Acaso no ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?» (Lc 24, 32). Como en el caso de los discípulos de Emaús, la experiencia de la Palabra de Dios que resuena en mi corazón tiene el poder de transformar mi vida, hasta convertir mis tristezas en alegría y hacerme un discípulo misionero del Evangelio: «En aquella misma hora se fueron y volvieron a Jerusalén» (Lc 24,33).
Jesucristo, en su persona humana y divina, es la Palabra última que el Padre nos dirige. El encuentro con esta Palabra, con el Cristo Vivo que me llama a seguirle, se hace posible de modo especial a través de la lectura, la meditación y la puesta en común de los textos evangélicos. Su Palabra, escuchada atentamente en comunidad, nos pone en camino, porque está también dirigida a los demás, a todos los demás. Así, como bautizado me vuelvo mensajero junto con los demás bautizados de la Palabra Viva para que sea escuchada en el mundo entero
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V/ Oremos:
Jesucristo, dame la gracia de experimentar toda la fuerza del amor de Tu Corazón. Ayúdame a estar siempre dispuesto a dejarme encontrar por Ti. Que sepa vivir dentro de tu Sagrado Corazón para que, permaneciendo unido a Ti viva la vida como encuentro profundo contigo y con los demás en Tu Amor.
R/ Amén
V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
V/ Sagrado Corazón de Jesús
R/ ¡Venga tu Reino!
VER COMO EL CORAZÓN DE JESÚS
V/ ¡Ven Señor Jesús!
R/ ¡Haz mi Corazón como el Tuyo!
V/ O Sagrado Corazón de Jesús
R/ En Ti confío
¡Quiero verte Señor! ¡Quiero contemplar tu poder y tu gloria, pues tu amor vale más que la vida! (salmo 63, 2-4). El Señor, con su Corazón lleno de amor, está presente en mi vida, en el día a día y si abro mis ojos de fe podré contemplar su rostro. A través de los acontecimientos, Dios mismo me habla y me llama a colaborar con Él, pues está siempre presente con su Providencia. Con su poder hace crecer su Reino incluso allí donde pudiera parecerme que está ausente (Mc 4, 26-29).
Para verle, hace falta observar la realidad en que vivo inmerso con el deseo, que es fe viva, de descubrir su rostro. Se trata de un discernimiento hecho de escucha del Espíritu Santo para encontrar el Corazón palpitante del Señor a mi alrededor. ¿Dónde estás Señor? ¿Dónde moras? (Jn 1, 38). Estas preguntas hechas al Señor me permiten abrir mis ojos de fe para ver los acontecimientos de la vida como Él los ve y, amar por medio de ellos como Él ama. De este modo, puedo quedarme con Él, aun en medio de las noches de mi vida
V/ Oremos:
Jesucristo, dame la gracia de experimentar toda la fuerza del amor de Tu Corazón. Ayúdame a estar siempre dispuesto a dejarme encontrar por Ti. Que sepa vivir dentro de tu Sagrado Corazón para que, permaneciendo unido a Ti viva la vida como encuentro profundo contigo y con los demás en Tu Amor.
R/ Amén
V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
V/ Sagrado Corazón de Jesús
R/ ¡Venga tu Reino!
DISCERNIR SEGÚN EL CORAZÓN DE JESÚS
V/ ¡Ven Señor Jesús!
R/ ¡Haz mi Corazón como el Tuyo!
V/ O Sagrado Corazón de Jesús
R/ En Ti confío
En mi vida hay trigo y hay cizaña (Mt 13 24-52). No está ni todo bien, ni todo mal. A veces, las envidias, sospechas y perspectivas negativas tienen tan enraizado mi corazón que me llevan a una esclavitud que me hace gritar: «¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?» (1Rom 7,24). Acercarme al Corazón de Jesús no sólo me permite ver mi vida de modo distinto, sino que transforma mi juicio sobre las cosas.
Sólo el Sagrado Corazón de Jesús me permite discernir correctamente entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte presentes en mi vida diaria para poder así escoger lo que me lleva a la vida. Como San Juan, se trata de reclinar mi cabeza sobre el pecho del Maestro para escuchar sus latidos y alinear mi corazón con el Suyo, para experimentar este Dios-con nosotros, este Dios-conmigo en lo cotidiano de mi vida y así experimentar el tesoro de la Buena Nueva ya presente en mi campo (Mt 13 44-45).
V/ Oremos:
Jesucristo, dame la gracia de experimentar toda la fuerza del amor de Tu Corazón. Ayúdame a estar siempre dispuesto a dejarme encontrar por Ti. Que sepa vivir dentro de tu Sagrado Corazón para que, permaneciendo unido a Ti viva la vida como encuentro profundo contigo y con los demás en Tu Amor.
R/ Amén
V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
V/ Sagrado Corazón de Jesús
R/ ¡Venga tu Reino!
ACTUAR COMO EL CORAZÓN DE JESÚS
V/ ¡Ven Señor Jesús!
R/ ¡Haz mi Corazón como el Tuyo!
V/ O Sagrado Corazón de Jesús
R/ En Ti confío
El contacto con el Corazón de Jesús que arde de amor no puede sino encenderme en atento servicio a los demás en sus múltiples necesidades. Si Él me ha amado tanto, ¿Cómo no amar como Él me ha amado a mí? (Jn 13,34).
Dejándome encender de su Espíritu de amor, mi vida se convierta en presencia de Cristo en el mundo de hoy. En mi rostro se ilumine su rostro, en mis manos sus manos, en mi actuar su actuar. Nos hacemos colaboradores con Dios en su obra de hacer presente el Reino y se realiza cada vez más en mi vida y a través de mi vida la aclamación, ¡Cristo Rey Nuestro! ¡Venga tu Reino!
V/ Oremos:
Jesucristo, dame la gracia de experimentar toda la fuerza del amor de Tu Corazón. Ayúdame a estar siempre dispuesto a dejarme encontrar por Ti. Que sepa vivir dentro de tu Sagrado Corazón para que, permaneciendo unido a Ti viva la vida como encuentro profundo contigo y con los demás en Tu Amor.
R/ Amén
V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
V/ Sagrado Corazón de Jesús
R/ ¡Venga tu Reino!
EL SAGRADO CORAZÓN, LUGAR DEL ENCUENTRO CON CRISTO
V/ ¡Ven Señor Jesús!
R/ ¡Haz mi Corazón como el Tuyo!
V/ O Sagrado Corazón de Jesús
R/ En Ti confío
A veces puedo experimentar en mi corazón una gran nostalgia de Dios. Más que sentirme culpable por haber perdido el camino, estoy llamado a descubrir en este deseo profundo la invitación a acoger su presencia viva en mí. Este santuario del encuentro es precisamente mi corazón, donde la libertad y la inteligencia se encuentran con Cristo y su Corazón.
Es todo un descubrimiento darme cuenta de que el lugar donde me encuentro con Cristo es justo en esta unión entre su Corazón y el mío. Es la morada que Dios ha hecho en mí (Jn 14,23) y desde la cual me llama a hacer presente su Reino en el mundo. Entonces, brota desde lo más profundo de mi ser la oración a la vez sencilla y profunda ¡Haz mi corazón semejante al Tuyo!
V/ Oremos:
Jesucristo, dame la gracia de experimentar toda la fuerza del amor de Tu Corazón. Ayúdame a estar siempre dispuesto a dejarme encontrar por Ti. Que sepa vivir dentro de tu Sagrado Corazón para que, permaneciendo unido a Ti viva la vida como encuentro profundo contigo y con los demás en Tu Amor.
R/ Amén
V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
V/ Sagrado Corazón de Jesús
R/ ¡Venga tu Reino!
Para cada día de la novena hemos preparado una imagen con una característica del Sagrado Corazón, una frase que la desarrolla y una invitación a llevarlo a la práctica en tu vida.