Colaboradoras ECYD del territorio hablan de su experiencia en otros países
Este verano, dieciocho adolescentes de Venezuela y Colombia se lanzaron a la aventura de ser colaboradoras ECYD para vivir una experiencia de formación apostólica, crecer en el amor a los demás y vivir con generosidad, entrega y espíritu misionero. Once de ellas vivieron esta experiencia en la sede de colaboradoras ECYD de Caracas y siete viajaron al exterior para dedicar sus vacaciones a servir, crecer y encontrarse con Dios en nuevas realidades. ¿Qué las llevó a dar este paso y cómo lo vivieron? Ellas mismas nos lo cuentan.
Una ilusión que se convierte en misión

Miranda Martinez Ballesteros de Barquisimeto y estuvó en la sede de Madrid- Sevilla
Para muchas de ellas, ser colaboradora ECYD no fue solo un plan de verano, sino un sueño que venían gestando desde que conocieron el Regnum Christi. «Desde que entré al ECYD soñaba con vivir esta experiencia tan hermosa y mágica», compartió Miranda Martínez Ballesteros, de Barquisimeto, quien estuvo como colaboradora en Madrid y Sevilla.
Lo mismo vivió Lucía Ortega, también de Barquisimeto, quien estuvo en Barcelona: «Me motivó la ilusión de salir al mundo a transmitir y dar todo el amor que tengo por Dios, para que otros descubran lo hermoso y reconfortante que es tenerlo en la vida». Complemento diciendo:«Di mi si, porque quiero ser una escalera al cielo para los demás».
El llamado a servir y sanar
Muchas de estas adolescentes no solo se sintieron llamadas a servir, sino también a sanar heridas, las propias y las de otros, a través del amor de Dios. «Le di mi sí a Jesús porque descubrí que gracias a Él, mi corazón sobrevivió a muchos problemas… y al ver que puso en mi camino la oportunidad de trabajar con niños para ayudarlos a sanar con Dios, entendí que también podía sanar el corazón de Jesús», afirmó María Paula Rodríguez Moreno, de Bogotá, quien fue Colab ECYD en París.
Un sí que nace del corazón

María Isabel Rosas es de Bogotá y estuvo de colab ECYD en Santiago de Chile
Desde Bogotá, María Isabel Rosas viajó a Santiago de Chile con un propósito, pero también con una certeza que fue creciendo con los días. «Lo que me motivó a irme de colab fue esa convicción de que realmente no hay nada mejor que la vida con Jesús y el deseo que había en mi corazón de llevar su amor a más personas», compartió. «Creo que literalmente fue Jesús quien puso ese sí en mi corazón y lo descubrí completamente ya estando allá, porque fue ahí que realmente me di cuenta que mi sí era ese sí a llevar su amor y a vivir mi vida para Él y para los demás».
El testimonio de una fe en crecimiento

Sofía Segura, Colab en Monterrey México
Algunas, como Sofía Segura, quisieron vivir su fe con autenticidad y compartirla con otros jóvenes: «Quería sentir el amor de Dios de diferentes maneras, acercarme más a Él y verlo a través de otras personas… dije que sí a esta experiencia porque quería ser yo misma a través de la fe». Sofía vive en Colombia, pero es originaria de España, y este verano estuvo de colaboradora en Monterrey, México.
María José Galindo, de Bogotá, viajó a Burdeos, Francia, para servir como colaboradora ECYD «Me motivó saber que era una oportunidad muy única para crecer en mi relación con Dios… sentí que Dios quería que yo fuera colab en ese lugar por una razón. Me quise dejar sorprender y vivir un mes de manera diferente, entregada a Él».
Una vida más cerca de Dios
Isabella de Biase, de Barquisimeto, vivió su verano como colaboradora ECYD en Madrid y resume su experiencia con una certeza: «Me motivó saber que la vida cerca de Dios es felicidad… esto es lo mínimo que puedo hacer por todo el sacrificio que hizo por mí». Para ella, este tiempo fue una forma de amar como Jesús: «Es bonito entregar un mes de tu vida para servir, seguir su camino y conocerlo más para amarlo de forma incondicional».
Ellas también fueron inspiración
María Paula entregó sus vacaciones como colaboradora ECYD en París, Francia y compartió una historia especialmente conmovedora: «Mi mayor motivación para ser colaboradora ECYD fueron mis niñas del ECYD. Creyeron en mí incluso cuando yo no pude». Para ella, el haber sido responsable la llevó a mirar hacia atrás y reconocer cuánto había crecido espiritualmente. «Estoy orgullosa de decir que fue gracias a ellas que comencé a soñar con ser colab ECYD»