Maureen Torrealba: «una especialista en el sí a Dios»
El pasado 15 de mayo, Maureen Torrealba partió a la casa del Padre. Con nostalgia, pero con la esperanza puesta en la vida eterna la recordamos. Está joven de Barquisimeto que vivió con intensidad su amor por Dios, dejó una huella indeleble en el Regnum Christi, especialmente durante su año como colaboradora en Caracas entre 2023 y 2024.
Su encuentro con Jesús: del flamenco a la fe.
Aunque su vida fue corta, su paso por este mundo fue un testimonio vibrante de entrega, alegría y fe. En su preparación para su año de colaboradora, con la certeza de quien ha encontrado su rumbo nos compartió: «No hay nada que me haga más feliz que hacer la voluntad de Dios al cien por cien este año y para toda mi vida, con la ayuda de este medio tan bonito como lo es el programa de colaboradoras de Regnum Christi».
Lo decía en serio. Maureen no solo deseaba cumplir la voluntad de Dios: la abrazaba con todo su ser. Pero ese amor no nació de la noche a la mañana. Su camino comenzó mucho antes, en medio del dolor.
En 2021, una grave lesión en la rodilla la obligó a dejar el flamenco, su gran pasión. Estuvo en cama durante meses, enfrentando la pérdida con el alma herida. Sin embargo, en esa fragilidad encontró a Jesús, gracias a la familia de su mejor amiga. Él, poco a poco, se convirtió en su consuelo, su fuerza y luego en su nueva pasión.
Una primera comunión con conciencia de cielo
Fue ese mismo asombro el que la acompañó en uno de los días más significativo de su vida espiritual: su Primera Comunión. Un momento que llegó de forma inesperada, pero providencial. «Su primera comunión fue hermosa. Fue justo después de sus primeros ejercicios espirituales en febrero del 2023», cuenta Bárbara Arenas desde Barquisimeto, amiga y testigo privilegiada de aquel día que marcaría un antes y un después.
Maureen ya venía preparándose, asistía a catequesis para la comunión y confirmación, pero no sabía que al terminar los ejercicios espirituales recibiría por fin a Jesús sacramentado, y con el equipo pastoral decidieron aprovechar ese momento de gracia. «Recibir a Jesús con tal conciencia y poderlo presenciar fue muy valioso, se notaba su conciencia del Cielo y el deseo de unirse para siempre con Jesús», añade Bárbara. Así Maureen se lanzó al corazón de Dios. «Maureen me enseñó que, si se trata de a Jesús, no hay que pensarlo mucho, sino lanzarse a hacerlo».
Maureen la especialista del SÍ para los planes de Dios
Esa fue su manera de vivir: sin reservas, siempre hacia adelante, siempre confiando. Para Mariana Conde, amiga y compañera de misiones en Caracas, describirla con solo tres palabras fue una tarea difícil, pero eligió con precisión: cómplice, especialista en el sí y ocurrente. «Mau era especialista en el sí; no había cosa que le pidiera Dios a la que ella dijera que no. Es un tesoro conseguir a alguien hoy en día que esté dispuesto a decir que sí a los planes descabellados de Dios». Juntas compartieron algunas misiones, ideas locas, stickers de WhatsApp, bailes improvisados y profundas conversaciones que iban desde el humor hasta la fe. «Así como te hacía reír, también te hacía reflexionar y ayudar a entender el actuar de Dios en tu vida».

Foto tomada después de su primera comunión
Su entrega, sin embargo, no fue solo hacia Dios. También fue para quienes la rodeaban. Emilia Prieto, una joven del Regnum Christi Caracas, la tuvo como responsable y recuerda con claridad cómo Maureen, incluso en los momentos de cansancio, se daba por completo. «Mau vivió su vida al lado de Dios, y lo conocía y amaba tanto que logró que mucha gente conociera su amor a través de ella». En medio de actividades sencillas, chistes y conversaciones cotidianas, sabía guiar al corazón de Cristo.
«Nadie te iba a separar de Jesús»

Maureen junto a Blanquis Briceño y a Bárbara Arenas durante el cursillo de colaboradoras en Medellín
Blanquis Briceño, consagrada del Regnum Christi, la conoció durante el cursillo de colaboradoras y fue testigo del florecimiento de su entrega escribiendo las siguientes palabras: «El 2023 fue tu año, el año en donde más viva te sentiste, en donde conociste al VERDADERO AMOR: JESUCRISTO» En ese año, Maureen vivió con intensidad su fe: recibió el sacramento de la confirmación y se entregó a la misión con valentía. Aunque tenía luchas como cualquier joven, su certeza era inamovible: «Terminaste nuestra última llamada diciendo que ‘nadie te iba a separar de Jesús’».
Durante sus últimos días, lejos de alejarse de Dios por el sufrimiento, se acercó más que nunca. Le escribió a Bárbara expresando su profundo deseo de hacer su promesa de entrega dentro del Regnum Christi en los próximos ejercicios espirituales. Tenía claro que, aunque el tiempo aquí fuera breve, lo importante era amar hasta el final.
Hoy, quienes la conocieron no solo la recuerdan por su risa contagiosa o su pasión por el flamenco, sino por la forma en que transformó todo en un acto de amor. «ablHar contigo, por muy serio que fuera el tema, hacía que uno se atacara de la risa. Eras una loquita que nos hacías feliz con tus locuras y ocurrencias» Así la resume Blanquis, con una mezcla de dolor y gratitud.
Maureen vivió con prisa por el Cielo, pero no con desesperación. Con pasión. Amó con libertad, sirvió con alegría y dijo “sí” sin calcular. Su historia, tejida de decisiones valientes, de pequeñas locuras por Dios y de una ternura desbordante, queda escrita en el corazón de quienes la conocieron. Desde lo alto, seguramente sigue bailando, riendo y diciendo que sí a cada nuevo plan del Padre.
Mau, oramos por tu encuentro con Dios. Nos volveremos a ver en la meta.