«Una oportunidad para detenerse y sentirme enviado a la misión». Cursillo de formación RC 2025
Durante un fin de semana de formación profunda y encuentros significativos, quince jóvenes de diferentes localidades de Colombia vivieron la tercera edición del cursillo de formación RC 2025 del 11 al 14 de julio en el centro de los Legionarios de Cristo, en Rionegro, Antioquia. Una experiencia para hombres, pensada para fortalecer la fe, abordar desafíos actuales y vivir la espiritualidad en comunidad.

Juan Diego Quintero en compañía de José Mateos Laico Consagrado del Regnum Christi
Esta edición se centró en cuatro pilares claves: liberación de adicciones digitales y afectivas, discernimiento sobre la moralidad de la inteligencia artificial, habilidades de comunicación y oratoria, y elementos esenciales para vivir la liturgia con profundidad. Todo dentro de un ambiente que equilibra la exigencia formativa con la calidez de una comunidad viva.
Testimonios de una experiencia que transforma
«Para mí, el cursillo fue una oportunidad para detenerme, examinar lo más profundo y sentirme enviado nuevamente a la misión», compartió Juan Diego Quintero, participante de la localidad de Manizales. Lo dijo con la serenidad de quien ha vivido algo que lo toca de verdad. «Pero lo más valioso fue vivir todo esto acompañado de nuestra familia Regnum Christi: consagrados, legionarios y laicos, todos caminando juntos».
Uno de los momentos más significativos se vivió el sábado en la noche. Después de una cena fraterna, los jóvenes participaron en una adoración eucarística. «Solo podía pensar: qué hermosa es nuestra familia, qué bien se está aquí, todos unidos, adorando en silencio a Jesús Eucaristía», recordó Juan Diego.

Desde el primer momento, la atmósfera invitaba al encuentro: charlas bien preparadas, tiempos de oración, momentos de compartir y silencios que hablaban más que muchas palabras.
«La experiencia no solo tocó mi corazón, sino que también abrió espacios para el encuentro personal y con los demás», Juan José López, de la sección de jóvenes del oriente antioqueño, describió el ambiente como algo único: «Con muy poco, ya sentía que conocía a los demás. Salí del cursillo con muy buenos amigos». Y agregó, entre risas y sinceridad: «Particularmente no soy muy amante del deporte, pero en una carrera que hicimos logré ver a Dios de una manera muy especial».