«Estén disponibles, porque Dios actúa en el corazón disponible» IFC 2025 en Roma
Más de un centenar de jóvenes formadores del Regnum Christi de diferentes países se reunieron en Roma en julio de 2025 para el Curso Internacional de Formadores (IFC). Durante varias semanas, vivieron una experiencia que combinó formación, peregrinación y oración, con el objetivo de profundizar en su fe y fortalecer su capacidad para guiar a otros. El encuentro no solo fue un espacio de aprendizaje, sino una vivencia integral que reafirmó la importancia de las personas en el corazón de la misión.
Un llamado que movió corazones
El IFC de este año fue un punto de encuentro para jóvenes que, en sus localidades, son líderes, guías y acompañantes. El objetivo principal era nutrir a quienes nutren a otros, formarlos para que su labor apostólica sea más profunda y eficaz. Los participantes abordaron temas desde historia de la salvación hasta discernimiento espiritual, buscando comprender mejor su fe para poder transmitirla. Todo esto, con el telón de fondo de Roma, una ciudad que inspira por sí misma.

«Definitivamente todo es gracia. Soy llamada a salir al encuentro, pero eso también implica dejarme encontrar por el primero» Sara Gómez
El deseo de profundizar en la fe fue el motor que unió a los jóvenes. Sara Gómez de Medellín, explica que el IFC fue la respuesta a un anhelo muy personal: «En principio, fue el deseo de querer profundizar en mi relación con Dios, querer estar más con Él, conocerlo y formarme». Para ella, el curso fue una oportunidad única: «Me creaba mucha expectativa poder vivir esto en el IFC. Y también el deseo de conectar con muchos más jóvenes de todo el mundo, con los que compartimos un mismo carisma».
La fe que se vive en los pequeños detalles
Las semanas vividas en el IFC estuvieron llenas de actividades, desde clases intensas hasta visitas a lugares emblemáticos como basílicas y lugares turísticos. Pero la verdadera transformación, según los propios participantes, ocurrió en los momentos más cotidianos. En medio del cansancio, de las conversaciones informales o de las oraciones en silencio, la presencia de Dios se hacía tangible.
Andrea Salazar, otra joven que asistió al curso desde Medellín, afirma que lo más significativo para ella no fue una clase o un evento específico, sino el día a día. «Lo que más me marcó fue el día a día: convivir con niñas RC de diferentes partes del mundo, compartir nuestra fe y crear amistades que sé que durarán toda la vida». En esos pequeños gestos, en las consagradas que los acompañaban y en las historias compartidas, Andrea sintió la voz de Dios. «Me invitaba a ser yo misma, a estar disponible, a confiar en que Él transforma lo pequeño en cosas grandes».
Incluso en los momentos de dificultad, la fe se fortaleció. Sara confiesa que hubo instantes de «mucha lucha interior, de enfrentar preguntas muy profundas», pero fue justo ahí donde Dios se hizo presente. «Fue muy lindo porque justo ahí fue donde Jesús salió al encuentro de muchas maneras y aprendí a confiar en Él, a reconocer que no todo depende de mí, que yo doy de mi esfuerzo, de mi trabajo, pero que definitivamente todo es gracia».
«Este encuentro me ayudó a entender de forma profunda qué es el Regnum Christi. Descubrí que Dios hace cosas grandes a partir de lo pequeño» Andrea Salazar

Sara y Andrea (a la derecha) junto al grupo de participantes de Colombia
La cosecha que se lleva a casa
El IFC no fue solo un curso, fue una experiencia que tocó el corazón y reorientó la misión de los participantes. Regresaron a sus países no solo con conocimientos nuevos, sino con una certeza renovada sobre su identidad y su propósito. Andrea lo resume con una frase contundente: «Este encuentro le dio mucho más sentido a mi vida». La experiencia la ayudó a entender en profundidad qué es el Regnum Christi y a sentir de una manera muy real que es amada y elegida.
Para quienes aún dudan si vivir una experiencia así, el mensaje es claro: atreverse. Como dice Andrea, «regálense la oportunidad de dejarse sorprender por Dios. Que oren, que se formen, y que estén disponibles, porque Dios actúa en el corazón disponible». En un mundo lleno de distracciones, invertir en una experiencia que transforma el corazón es, sin duda, la mejor de las inversiones.