Una experiencia de renovación y misericordia. Retiros ID en Bogotá y Caracas
A inicios de noviembre, en las localidades de Bogotá y Caracas, unas 180 personas se reunieron para vivir dos ediciones del Retiro ID, una experiencia de sanación interior y encuentro profundo con Cristo diseñada para ayudar a los participantes a recordar y vivir su verdadera identidad como hijos de Dios, a sanar heridas emocionales y espirituales, y a renovar su relación con Él.
Para ayudar en este camino interior. Detrás de cada momento hubo un equipo de predicadores e intercesores que, con discreción y cuidado, acompañaron los procesos personales de los participantes. En ambas ciudades, la presencia de la consagrada del Regnum Christi Susana Ayala, fundadora de ID, marcó el tono de unos días centrados en la oración, el silencio y la escucha.

Grupo de participantes del Retiro ID en Caracas, Venezuela.
Lo que se vive cuando se abre el corazón a la gracia
Desde el inicio, muchos llegaron con preguntas, heridas o búsquedas que no siempre sabían nombrar. Algunos, incluso, con cierta resistencia. Pero la acción del Espíritu Santo. aunada a una experiencia de cuidado y acompañamiento, fue derrumbando barreras y permitiendo a los participantes abrir sus corazones a la gracia.
A medida que avanzaban los días, el retiro fue tocando fibras profundas. Para varios participantes, coincidió con momentos personales especialmente complejos. Paola, en Bogotá, llegó atravesando un tiempo de confusión y desesperanza. Ella misma lo resumió al compartir que salió con «la certeza de tener el apoyo y el amor de Dios».
También hubo lugar para la alegría que brota cuando se sana. Julián expresó que desde que llegó sintió que estaba frente a «un anhelo de su corazón que iba a ser saciado por Dios». Al final, esa experiencia se tradujo en una felicidad tan profunda que solo quería compartirla y ayudar a otros, convencido de que la gracia recibida no era solo para él.

Grupo de participantes del Retiro ID en Bogotá, Colombia.
Sanar la historia para transformar el presente
En muchos casos, el retiro permitió mirar heridas antiguas con nuevos ojos. Jaime explicó que logró trabajar un dolor que venía «desde la niñez y que tiene que ver con sus padres», un proceso que ya empieza a tener un impacto positivo en su vida y en su familia. Para él, contar con herramientas concretas fue una bendición que ahora sabe que deberá seguir aplicando con paciencia.
Luis Arráez, participante en Caracas, reconocía que se acercó con reservas, pues «no conocía la sanación y tenía un poco de prejuicio con el tema». Sin embargo, el paso de las horas fue abriendo espacio a una experiencia nueva, que le permitió conocerse mejor y encontrarse con Dios desde un lugar inesperado.
«Me voy feliz, llena, con el corazón escuchado, reafirmada y amada». Señaló Lina, otra de las participantes. Una sensación que muchos compartieron al cerrar los días de retiro.
en Caracas, reconocía que se acercó con reservas, pues «no conocía la sanación y tenía un poco de prejuicio con el tema». Sin embargo, el paso de las horas fue abriendo espacio a una experiencia nueva, que le permitió conocerse mejor y encontrarse con Dios desde un lugar inesperado.
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